lunes, 25 de noviembre de 2013

Pistas para creer en Dios (III): el planeta Tierra y la vida en él

La Tierra es un planeta totalmente especial. Para nacer, la vida necesita una atmósfera, agua líquida en abundancia y carbono sólido, lí¬quido y gaseoso. Y para sobrevivir necesita estar protegida de tres enemigos: La lluvia de asteroides, los cambios climáticos y las radiaciones cósmicas.

a) Para tener una atmósfera un planeta debe guardar un equilibrio entre su tamaño, el de la estrella anfitriona y la distancia entre ambos (somos el tercer planeta).
b) Para proteger a la vida de la lluvia de asteroides se necesitan varios escudos. Uno de ellos es un gran satélite. Otro, tener dos planetas de tamaño parecido y relativamente próximos, uno más cercano y otro más lejano a su estrella (Venus y Marte). Otro, tener varios planetas gigantes en una órbita más externa y suficientemente alejada como para no sufrir su gravitación (Júpiter y Saturno).
c) Para librarse de los cambios climáticos nece¬sita una órbita casi circular, un eje de rotación es¬table y casi perpendicular al plano de su órbita y un «día» muy corto en relación a su «año». La tercera condición es prácticamente imposible para un planeta cercano a su estrella, a menos que tenga un gran satélite.
d) Librarse de las radiaciones cósmicas es más complicado. En primer lugar tiene que encontrarse lejos de las principales fuentes de radiación. Es de¬cir, lejos del centro de la galaxia -pero no muy cerca del borde, de donde podría arrancarnos otra gala¬xia-, fuera de los brazos espirales y de los lugares donde se están formando estrellas. Es decir, lejos de donde están la inmensa mayoría de las estrellas. Pero esto no basta para conseguir la protección ne¬cesaria. Debe estar dentro de la onda de choque de una antigua explosión de supernova, es decir, como en un capullo. Pero lo que no puede evitar es tener que estar cerca de su estrella madre para aprovechar su calor. Y ella sola, con sus rayos cósmicos -electro¬nes lanzados a gran velocidad- bastaría para acabar con su hija. Para protegerse, solo hay una posibilidad: un fuerte campo magnético.

¿Son estas características corrientes en los siste¬mas planetarios? Hasta ahora, en todos los sistemas planetarios que se conocen, hay un planeta gigante en el lugar que debería ocupar un planeta que aspi¬rase a tener vida.

Todo nos sugiere otra vez la palabra «diseño».

¿Cómo pudo aparecer la vida?

La vida se define por tres propie¬dades: es independiente, es capaz de administrar mediante reaccio¬nes metabólicas la energía que utiliza, y es capaz de autorreplicarse, guardando la información de una generación a otra.

En 1952, Stanley Miller puso dentro de una burbuja de vidrio los gases que podrían formar la atmósfera de la Tierra hace 4.500 millones de años. Los calentó y simuló con descargas eléctricas las tormentas de la Tierra recién nacida. El resultado fue una especie de alquitrán o barro que, analizado, resultó contener ciertos «ladrillos» de la vida. Se sabe que la vida más elemental sería una bacteria constituida por dos tipos de «ladri¬llos»: aminoácidos (A) y nucleótidos (N), unidos en larguísimas cadenas de, respectivamente, proteínas y ácidos nucleicos, como el ADN o el ARN.

Pues bien, en el experimento de Miller y muchos otros sólo se han encontrados «ladrillos» A -jamás N- y aquellos, mucho más pequeños que los que constituyen la vida. Además, siempre aparecen suel¬tos, sin formar jamás ni siquiera una corta cadena, aunque sea de dos eslabones.

Se piensa que en algún tipo de «burbuja» natural (volcán marino o en una glaciación) pudieron reunirse aminoácidos y nucleótidos, dentro de una menbrana, e iniciar una reacción metabólica sim¬ple, y lograr milagrosamente que la vida perdurase. De nuevo aquí aparece el Diseñador, tras 10.000 millones de años, actuando como acostumbra: hacer que ocurra aquello que sus leyes permiten, pero que dejadas solas seria ínfi¬mamente improbable.

De ahí en adelante, la teoría de la evolución, que es compatible con la fe, podría dar razón de la increíble diversificación de las especies.

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