martes, 25 de febrero de 2014

¿Las religiones provocan guerras y conflictos?



Tomando como excusa el fundamentalismo, algunos acusan a todas las religiones de ser fuente de conflictos. Pues bien, junto con la civilización y la cultura, la fe cristiana aporta razones para no imponerse a los demás mediante la violencia física, verbal o moral.

En el siglo XX hubo más guerras y muertes que en ningún otro siglo, y se trató de conflictos no religiosos, o incluso anti-religiosos. Ni Hitler, ni Stalin, ni Pol-Pot actuaron por motivos religiosos, al contrario.

En los siglos en que hubo guerras de religión, los conflictos también estaban provocados por la instrumentación política de las religiones. Al mismo tiempo, en muchos países y durante siglos, los creyentes de diversas religiones han convivido en paz; p.e. en Jerusalén, en Toledo, en países de África, en USA, etc.

En cualquier caso, una cosa es la religión y otra cosa es la intolerancia religiosa, de la misma manera que una cosa es la nación y otra el nacionalismo, por ejemplo; una cosa es el capital y otra el capitalismo; una cosa es la libertad, y otra el liberalismo.

La deformación de la religión (una religión sin teología, sin diálogo entre fe y razón, sin mediación de la cultura) es la que lleva al integrismo y al conflicto. La religión tiene el peligro de radicalizarse si no hay reflexión intelectual sobre su propia fe, si no hay contraste con otras realidades, etc.

Hay que fomentar una correcta separación entre la Iglesia y el Estado, entre otras cosas para evitar la instrumentalización política de la religión. En el siglo XX, esa separación la ha promovido el Concilio Vaticano II, y en cambio no se vive en lugares donde otra religión es predominante; p.e. países ortodoxos como Grecia, o luteranos como Suecia, o países anglicanos como Reino Unido, y sobre todo, estados islámicas.

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