El universo ha sido creado por Dios, para comunicar su amor a las criaturas espirituales, y manifestar a través de lo creado su grandeza y perfección. El ser humano existe pura y simplemente por el amor de Dios que lo creó, y lo conserva.
Las cosas creadas
manifiestan la gloria y el poder de Dios obedeciendo unas leyes físicas. En
cambio, las personas respondemos libremente con nuestro amor.
La teoría de la
evolución, y cualquier otra explicación científica que describa cómo ha
evolucionado el mundo material, puede ser compatible con la doctrina cristiana
sobre la creación por parte de Dios, si queda claro que:
-
la creación
fue -y sigue siendo- un acto libre de Dios;
-
creó a partir
de la nada material;
-
la creación
tuvo un comienzo en el tiempo;
-
el hombre
tiene un alma espiritual, con inteligencia y voluntad, infundida por Dios.
La naturaleza de la
persona humana misma revela que procede de Dios y se encamina hacia Él. Por
ejemplo,
-
el ser humano
desea la infinitud y eternidad, perdurar en sus obras y en las personas
queridas;
-
es
naturalmente religioso; el hecho religioso es universal; el ateísmo no se ha
dado hasta hace tres siglos, y sólo en la cultura occidental;
-
es creador;
tiene un sentido estético, una capacidad artística; además, siente la necesidad
de investigar lo desconocido, de dominarlo todo.
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