Razones para
esperar al matrimonio para mantener relaciones sexuales
Índice:
- Primera: porque el sexo no es un juego intrascendente, sino que deja huella; y no sabes si el noviazgo durará
- Segunda: porque si hay sexo, la relación se focaliza en eso, y el amor madura deficientemente
- Tercera: porque la espera ayuda a que el amor madure
- Cuarta: porque la espera educa para la fidelidad del mañana
- Quinta: porque suele haber otras motivaciones menos nobles mezcladas con el amor
- Tampoco hay que esperar demasiado. No hay que tener miedo al matrimonio
Primera:
porque el sexo no es un juego intrascendente, sino que deja huella; y no sabes
si el noviazgo durará
1.
Los gestos del cuerpo (la
sonrisa, las lágrimas, un apretón de manos, un abrazo, un beso, las caricias)
expresan la interioridad de la persona; no son un juego indiferente.
2.
Tener relaciones sexuales
deja huella en la
afectividad. Si el actual noviazgo se rompiese, ¿te sentirías bien por haber tenido
relaciones sexuales? ¿Crees que te plantearías el siguiente noviazgo igual?
3.
El sexo no es un juego;
modifica a la persona por dentro. No es algo externo. Por ejemplo, quien roba,
roba un objeto, y a la vez se convierte en ladrón. Quien miente, engaña a otro
y se convierte a sí mismo en mentiroso. Quien no estudia, se convierte en vago.
Y quien se deja llevar en el sexo se hace más egoísta. Por ejemplo, el consumo
de pornografía –aunque sea privado- no es indiferente: el chico(a) adicto a la
pornografía querrá que su novia sea y se comporte como las modelos, y eso no es
posible porque las modelos son irreales.
4.
Así como comer es bueno, pero
si no se lleva bien provoca descontrol (anorexia, obesidad, etc.), del mismo
modo, el sexo es bueno, pero si no se dirige y controla, puede derivar en
egoísmo.
Segunda:
porque si hay sexo, la relación se focaliza en lo placentero, y el amor madura
deficientemente
5.
Al principio, el noviazgo es
fogoso, se basa en la atracción; es el enamoramiento, una fase muy inicial del
amor, en la que no es fácil ser objetivo sobre la otra persona. Si el noviazgo
se focaliza en el sexo, no se percibe con claridad cómo marcha.
6.
El sexo tiene gran peso en la persona. Precisamente
por eso hay que educarlo, tiene que madurar. Si uno no sabe esperar, nunca
aprenderá que en el sexo, además de placer, hay donación; siempre será una
sexualidad por placer, inmadura. Lo mismo pasa en la lucha contra el mal
carácter, o en la aceptación del otro como es; o uno aprende a madurar y luchar
contra sí mismo, y a darse, o siempre pensará que mi novia o mi mujer tiene que
aguantarme como soy; esto se aprende en el noviazgo. Si no hay espera, no hay
maduración; la relación se focaliza sólo en lo placentero.
7.
El ejercicio de la sexualidad
conlleva alegrías (el placer del sexo, y el gusto de estar juntos, etc.), pero también
conlleva compromiso y sacrificios (engendrar hijos, y el sacrificio de
educarlos). Si sólo se acepta un aspecto, no es verdad que haya entrega plena.
8.
Durante el noviazgo, si se
tiene sexo se entrega el cuerpo. Pero en el matrimonio, además del sexo, hay
que entregar el tiempo, las posibilidades del futuro, el dinero, la comodidad
de hacer mis planes, la ciudad donde vivir, los padres a los que hay que
visitar, la manera de descansar, etc. Entre el noviazgo y el matrimonio hay un
salto muy grande en la entrega.
Tercera:
porque la espera ayuda a que el amor madure
9.
Si se piensa –demasiado
rápidamente- que la otra persona ya es la definitiva, y luego la relación se
rompe, y después se comienza otra relación también con sexo, se van creando más
y más lazos; y cuantos más lazos se vayan creando, más superficiales se vuelven
todos.
10.
Los novios no se quieren más por
tener sexo; al revés, se quieren más cuando son más generosos y menos egoístas.
Observa a tu alrededor. ¿Crees que las parejas que tienen relaciones sexuales
se quieren más y duran más en el tiempo?
11.
La espera hace que la
relación no se centre en el placer, sino en lo que importa a largo plazo, en ayudarse.
12.
Se aprende a querer y a
mostrar el afecto de muchos modos, quizá con detalles más difíciles (ingenio e
inventiva, regalos, recuerdos, llamadas perdidas). Hay muchos modos de
manifestar un “te quiero” (tener un detalle, una flor, un beso, preguntar por
sus temas, etc.). Una vez casados, el acto conyugal es una manera más de decir
“te quiero”. Es la manera más expresiva y comprometedora, pero no es la única;
de hecho, cuando los esposos se hacen mayores, y dejan de unirse sexualmente,
deben saber seguir amándose de otros modos.
Cuarta:
porque la espera educa para la fidelidad del mañana
13.
En el noviazgo, el sacrificio
consiste en postergar el sexo hasta la boda, mientras que en el matrimonio, a
menudo el sacrificio consiste en ofrecer de nuevo el sexo, abiertos a la vida. Si en el noviazgo
se es capaz de sacrificarse, también lo será en el matrimonio, y viceversa. En
cambio, si hoy un novio no se sacrifica, ¿porqué sabrá sacrificarse cuando
tenga 45 años, y no ir con una jovencita?
14.
Cualquiera sabe dar sexo,
pero sólo algunos saben dar amor y sacrificio en el noviazgo. Si en el noviazgo
hay relaciones sexuales completas, ¿qué ha hecho el novio para demostrar que
está dispuesto a sobrellevar las dificultades que se presenten en el futuro en
el matrimonio? Si sabe esperar hasta la boda para tener sexo, eso es un aval
para el futuro, porque en el futuro habrá que sobrellevar los defectos del otro
(mientras se es joven, los defectos son menos pesados) y su progresivo
envejecimiento corporal.
15.
Un deseo no satisfecho
inmediatamente por razones más altruistas y elevadas, se convierte en un deseo
moderado, educado, madurado, más profundo. El chico que sabe esperar cuando es
novio, sabrá ser fiel cuando tú envejezcas o cuando estés enferma o embarazada
y no pueda haber sexo.
Quinta:
porque suele haber otras motivaciones menos nobles mezcladas con el amor
16.
Los motivos más frecuentes que
los jóvenes suelen aducir para llegar al sexo, además del amor, son: para
probar o probarse a uno mismo, por placer, por miedo a perderle, etc.
17.
Si tienes relaciones por
placer, el chico te importa poco; es un colaborador agradable, pero no el
destinatario de tu donación.
18.
Si tienes relaciones para
probar o probarte a ti misma, estás comprobando tu confianza en el ámbito del
sexo, te estás buscando a ti misma. Tampoco en ese caso el chico es el
destinatario de tu donación, o mejor, no hay verdadera donación.
19.
Si tienes relaciones por
miedo a perderle, eres víctima del miedo a quedarte sin novio, no quieres verte
sola, eres dependiente emocionalmente.
20.
¿Eres libre para decir que sí
o que no a tener relaciones sexuales? ¿Podrías decir que no? En el matrimonio
habrá que saber decir que no en otros temas, tendrás que poder expresar tus
puntos de vista y sentimientos, sin miedo al rechazo; esa seguridad y
confianza, hay que conquistarla en el noviazgo.
21.
Piensa cómo sería tu noviazgo
sin sexo y mira si se sostiene, o se viene abajo. Si no se sostiene, te está
utilizando.
22.
El resultado natural y
previsible del sexo es un embarazo, antes o después. Si eso sucediese, aunque
os regalasen una vivienda y un puesto de trabajo a tu novio y a ti, ¿estarías
psicológica, académica, y familiarmente, etc. preparada para tener un hijo
ahora? ¿Las razones para no querer un embarazo son sólo de tipo económico?
23.
¿Estás segura de que ese
chico permanecería contigo y te apoyaría incondicionalmente si te quedases embarazada?
Tampoco
hay que esperar demasiado. No hay que tener miedo al matrimonio
24.
El noviazgo no debe durar
mucho; no es necesario esperar a tener todo resuelto e instalado (puesto de
trabajo, piso amueblado, etc.) para casarse.
25.
Los hijos merecen un marco
familiar estable, de afecto y jurídico y económico (aunque basta poco dinero):
cariño, comida, protección, educación. Ese marco es el matrimonio. No basta
convivir mientras las cosas vayan bien.
26.
Quien se pone a convivir con
su novio, tiene una actitud frágil ante los defectos del otro y los problemas
de convivencia. El que se compromete para siempre, acomete los problemas con
una actitud de “este conflicto tenemos que resolverlo entre los dos”, mientras
que el que cohabita tiene otra actitud de “si el problema no se soluciona solo,
o el otro no se adapta a mí, nos separamos”. Esta diferencia de actitud es
determinante. Y no hay que olvidar que las separaciones son dolorosas.
27.
La cohabitación, o el
matrimonio con posibilidad de divorcio es como echarse a navegar en un barco
cuyo casco tiene una compuerta abierta, bajo el nivel del agua; o como intentar
mantener caliente una casa en invierno, sin cerrar una de las ventanas.
28.
Si unos novios se quieren de
verdad, y quieren tener sexo, que se casen, para dar un marco estable a los
hijos que pueden venir; no hace falta tener una situación económica desahogada
para tener hijos. Si quieren tener sexo pero no tener hijos, no se quieren
bien; más bien desean la satisfacción de formar una familia en el futuro sin
problemas económicos; no están dispuestos a sufrir agobios económicos; quieren
un status que satisfaga su estilo de vida, y poder mostrarlo a los amigos, más
que a su cónyuge e hijo. Quieren de una manera egoísta.
29.
El matrimonio es para siempre
porque así nos defiende de nuestros propios caprichos (enamoramientos) y de
nuestra debilidad progresiva (depresiones, etc.). Si aceptamos eso, la entrega
es incondicionada.
30.
No hay que tener miedo al
matrimonio, ni a los hijos. Uno se puede preguntar si será capaz de ser fiel, a
la vista de tantas rupturas sentimentales en los medios de comunicación (cine,
tv, revistas, internet); pero también hay muchos que perseveran.
31.
No hay que dejarse llevar por
el mal ejemplo de otros. También algunos roban o defraudan en los negocios, y
no por eso está bien.
32.
Además, no voy a dejar de
conducir porque haya accidentes, ni voy a dejar de trabajar porque otros se
vuelvan work-ahólicos (dependientes), o no voy a dejar de beber un poco porque
otros se conviertan en alcohólicos. Hay que vivir y amar, sabiendo que la vida
es lucha y riesgo.
33.
La fidelidad es fácil si se
ponen los medios: pedir perdón por los errores cometidos (al cónyuge y a Dios
en la confesión) y recibir el alimento necesario para hacer el camino (la
Eucaristía frecuente).
34.
El sexo es bueno, con tal de
que no lo separemos ni del amor ni de la vida, ni del compromiso para siempre,
porque genera consecuencias “para siempre” (una nueva vida).
Septiembre
de 2013
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